INÉDITO: DOS GENERACIONES DISTINTAS LOGRABAN EL SÉPTIMO TÍTULO SUDAMERICANO HACE 41 AÑOS

INÉDITO: DOS GENERACIONES DISTINTAS LOGRABAN EL SÉPTIMO TÍTULO SUDAMERICANO HACE 41 AÑOS

La epoca dorada ya estaba encaminada. Luego del bicampeonato (1964 – 1967) Akira Kato, el padre del vóleibol peruano, pudo  conseguir los títulos de 1971, 1973 y 1975, con una base sólida de figuras como Lucha Fuentes, Pilancho Jiménez, ‘Anace Carrillo’, Ana María Ramírez, Maruja Ostolaza, Norma Velarde e Irma Cordero, entre otras.

Hasta ese monento, Perú ya había alcanzado coronar 5 títulos sudamericanos, y la selección nacional ya se encumbraba como la potencia de la región a la par de Brasil, pero faltaba el despegue mundial.

Fuente: El Peruano

Mam Bok Park tomó las riendas de la selección tras la recisión de Akira. En 1977 el estratega coreano se subiría al podio regional por primera vez con una plantilla interesante, que aún era liderada por Lucha Fuentes, acompañada por Teresa Núñez, Irma Cordero, Maruja Ostolaza, Maria Cervara, Gabi Cardenas, entre las más destacadas.

Para esa época, Park ya tenía en selecciones juveniles a jugadoras con un gran potencial, que poco a poco se iban buscando un lugar dentro de la categoría absoluta. Man Bok, buscaría poco a poco una renovación considerable para ese entonces, con la idea clara de poner a Perú entre las potencias mundiales.

En ese grupo aparecerían unas noveles jugadores con facultades destacables, como por ejemplo las jóvenes Cecilia Tait y Gina Torrealva. Ellas, junto a la legendaria Lucha Fuentes, Maruja Ostolaza, Raquel Chumpitaz, Anace Carrillo, Carmen Pimentel, Delia Córdoba, Silvia León y Cecilia del Risco, lograría conformar una grandiosa selección nunca antes visto.

Perú llegaría a la XIII edición del Campeonato Sudamericano de Voleibol con seis títulos en su haber; cuatro de ellos de manera consecutiva. La selección nacional jugaría en el Grupo B junto a Chile y  a Venezuela. El Grupo A lo encabezaría Brasil, seguido por Argentina, Paraguay y Uruguay.

En la primera ronda el equipo peruano ganaría de manera categórica a australes y caribeñas, ambos resultados por 3 sets a 0. En la fase decisiva Perú derrotó a Argentina por 3 – 0 (15 – 4, 15 – 7 y 15 – 4). La selección nacional se veía imparable, superior y con una convicción dentro del campo que hacía presagiar una nueva corona, pero aún quedaba Brasil.

Cuenta la historia y las propias protagonistas que previo a la competencia el míster Man Bok Park tenía dudas respecto a la precocidad en las edades de Cecilia Tait y Gina Torrealva. No había mucho tiempo, la competencia iniciaba el 23 de abril del año 1979. El técnico coreano juntó a las jugadoras referentes como Anace Carrillo, Maruja Ostolaza y Lucha Fuentes para comentarles su inquietud. Las jugadoras le dijeron a Park que con el talento que poseían estas dos chicas (Tait y Torrealva) solo había que potenciarlas con más horas entrenamiento para que lleguen a punto. Gracias al respaldo de estás figuras históricas, las nuevas integrantes del equipo absoluto serían cobijadas y adaptadas como dos piezas más igual de importantes.

La finalísima del torneo sudamericano de 1979 se jugó el jueves 26 de abril, en un Coliseo rosarino abarrotado. Sorprendente Perú perdería el primer parcial por 14 a 16, tras una serie de imprecisiones en el final de la manga. Otro detalle importante de esta estadística, es que la selección nacional no perdía un set luego de haber mantenido una racha positiva de cuatro sudamericanos consecutivos sin ceder.

Pero, las dirigidas por mister Park no se desmotivaron. El segundo parcial lo manejaron con coraje y seguridad y lo sellaron por 15 – 8. El equipo lo guiaba Lucha Fuentes; Maruja Ostolaza era una aguerrida jugadora que transmitía; Anace Carrillo y su potencia, sin duda alguna, contagiaban a Tait y Torrealva que eran un complemento de calidad absoluto. Perú se llevó el tercer y cuarto set (15 – 3 y 15 – 10), mostrando que lo ocurrido en el primero había sido un simple tropiezo anecdótico.

La alegría y lágrimas en el punto final para el triunfo peruano sobre Brasil, marcó un hecho poco evocado y resaltado en la historia del voleibol nacional: sería el ultimo título sudamericano de Lucha Fuentes y de Maruja Ostolaza y, paradójicamente, Cecilia Tait y Gina Torrealva subían al podio regional por primera vez en sus fantásticas carreras deportivas.

Cuenta Maruja Ostolaza que en el momento vibrante de entonar el Himno Nacional sucedió lo impensado.

«El protocolo era que izaramos la bandera nacional mientras se escuchaba el himno. Lucha me dijo que como subcapitana debía acompañarla: ella elevaba y yo tomarís la bandera. Pero, de repente empezó a sonar el Himno de Paraguay, nos sorprendimos y salimos corriendo a decirles que ese no era el nuestro. Incluso el propio Raúl Dreyfus, periodista aue cubría el torneo, también salió corriendo a pedir que lo cambien. Al final, cantamos a capela nuestro ‘Somos Libres’, yo con lágrimas en los ojos porque ya sabía que era mi última vez con la camiseta de mis amores», relató.

De manera inédita dos de las más grandes generaciones del vóleibol peruano se reunieron en aquella ocasión por única y última vez para conquistar el máximo pedestal sudamericano.

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