Camina pausado, pero con determinación. Su rostro refleja una seriedad que pareciera intimidante y difícil de hacer reír. Juan Carlos Gala Ingresa al campo de El Olivar de Jesús María – su segunda casa por dos años seguidos – y saluda con esa gracia caribeña a los componentes del cuerpo  técnico para comenzar con buenas vibras el enteno diario. ‘El profe’ recibe a sus pupilos con el mismo respeto y autoridad, a todos por igual, sin distinción, transmitiéndole disciplina como código fundamental. Inicia la charla con Diego Recavarren, Edwin Jiménez y Sixto Mendoza, y da las instrucciones para cumplir una sesión de práctica exitosa: «Ya no somos el patito feo de Sudamérica, ahora nos miran con respeto», dice con acierto. Comienza el entrenamiento y la idea está clara: se debe entrenar para representar a un país, por amor y pasión por el deporte.

Si bien es cierto esta selección aún no ha subido al podio, pero sí ha ascendido escalones importantes tras una buena actuación en el 2019, que ahora los pone en el radar del vóley mundial. No ganaron un título, pero sí el respeto y el cariño de la afición nacional por su actitud en la cancha; entrega en cada punto y lealtad por la camiseta peruana.

La selección masculina de voleibol dio resultados históricos el año pasado, y ahora es la gran noticia del 2020. El conjunto nacional que dirige Juan Carlos Gala ascendió al puesto 47 del ranking mundial, y refrenda la labor que cuerpo técnico y jugadores realizaron; a base de la planificación y con un enfoque colectivo que hoy brinda satisfacciones.

«Hace 2 años, la Presidenta de la Federación Peruana de Voleibol (FPV), Pilar Gonzáles y Juan Carlos Gala apostaron por una selección masculina olvidada, marginada y un grupo del cual se decía jamás iba a mejorar. Se empezó el proceso siendo el 147 del mundo: hoy en día hemos pasado a 100 selecciones del mundo para ubicarnos 47», así celebró la noticia Eduardo Romay, capitán de la selección masculina.

De Oxapampa, Tacna, Pucallpa, Ica, Tumbes, Arequipa y Lima, repartidos como un mapa que representa a sus regiones, pero con un solo corazón de color rojiblanco, así es la esencia de este grupo de jugadores de la selección masculina que hoy sale de ese lejano grupo de 100 para colocarse ahora entre los 50, y viendo más cerca las posiciones donde se ubican los gigantes.

«¿Estamos lejos? Sí, pero también estamos mas cerca que nunca. Nadie nos quita el hecho que con tan solo 2 años de trabajo Perú esta en el TOP 50 del mundo cuando nadie creía en nosotros… y solo pretendemos seguir subiendo», se refirió Eduardo Romay.

Muchos de los seleccionados dejaron estudios o los aplazaron sólo por dedicarse a conseguir objetivos claves. La primera misión, no volver a quedar de último en una Copa Panamericana y se logró. La segunda, representar a nuestro país en los Juegos Panamericanos con dignidad y demostrando que se había evolucionado; también se evidenció. Tercero, jugar el Sudamericano siendo protagonistas, y se le ganó a Venezuela – por primera vez en la historia -, y a Colombia, culminando con la Copa de Plata, el quinto lugar, y la clasificación al Preolímpico. Todavía la historia no se acaba, esta selección irá por más.











Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *